• quintadel44

    viernes, abril 27, 2007

    GAMBITO ROBADO (o cambio visita al pasado por un recuerdo intocable)

    Fui a la aldea de mis padres muchos años después, con mi marido y mi hijo. El camino ahora estaba asfaltado, y en los corrales se veían coches y tractores aparcados donde estuvieran los carros de mi infancia; las vacas rumiaban con resignación en cuadras de suelo de cemento regado cada día y se dejaban ordeñar, añorando prados, por eficientes máquinas que mi primo me enseñó con orgullo. Donde antes estaban las bodegas había una fábrica de embutidos que daba trabajo a más de veinte personas. La higuera grande había sido sacrificada porque las raíces amenazaban la casa y la centenaria panera - un hórreo con pasillo alrededor - había sido rehabilitada con una subvención de la Comunidad Autónoma: los dibujos celtas que yo recordaba en una gama de marrones desvaídos ahora restallaban al sol, recién pintados, demasiado naïf, demasiado tarjeta postal. La cocina antigua y el horno, los muebles de castaño, las gallinas correteando en la era, la fuente protegida por un grupo de avellanos, todo había desaparecido. No se había construido una sola casa, quizá hubiera incluso menos habitantes, el lugar continuaba siendo tan hermoso, había desaparecido la miseria y, sin embargo, sentí un desasosiego que sólo pude expresar llorando.

    Años después regresé a Barcelona tras diez años de ausencia. Había vivido en Vallvidriera, cara a la ciudad y al mar, en un palacete racionalista de principios del XX convertido en una elegante casa de pisos con jardín francés, piscina en el prado, rosaleda, bosque mediterráneo intramuros, paseo de cipreses hasta el cenador, tres hileras de limoneros a lo ancho de la finca, huerto y zona de frutales. Los dueños eran los padres de una amiga y también vivían allí; nos cobraban un alquiler ridículo. Subí a verles y me invitaron a comer; después del café, les pedí que me dejaran dar a solas un paseo por la finca.

    Fue espeluznante: los paseos no habían sido barridos de hojas en meses; La huerta no había sido tocada desde mi marcha; la pineda colindante había sido mutilada para construir un chalé; el cenador se estaba viniendo abajo; los limoneros estaban comidos por la cochinilla y y el conjunto pedía a gritos que alguien lo amara. No entendía por qué una gente que no tenía problemas económicos podía maltratar de ese modo algo vivo.

    También lloré, sin estar segura de mis razones.

    Pero esa vez, Humilde, decidí que - en la medida de lo posible - nunca volvería a aquellos lugares en los que había sido feliz.

    domingo, abril 22, 2007

    ¿DESPISTES, MAGO?

    ¿Te refieres a algo así como ir a una librería a buscar un libro que te acaban de recomendar, llegar a casa, abrirlo, leer los dos primeros párrafos, quedarte un poco perpleja e ir a la estantería para encontrar el ejemplar que compraste - y leíste - diez años antes colocado exactamente en el lugar que le corresponde?

    Pero eso ya os lo he contado.

    Quizá te interesen la frecuencia y soltura con que, en un puente como el de la semana que viene, salgo de casa sin acordarme de las llaves y he de recurrir al cajero automático para pagar al cerrajero de urgencia la millonada que cobra, porque todos, TODOS cuantos tienen duplicado, han escapado de Madrid menos yo, que soy una snob.

    Y el recorrido que algunas veces hago por casa buscando las gafas pero, mira, ¿qué hace aquí tirada la bufanda?, mejor la guardo en su sitio, y cuando abro el armario veo que hay un poco de polvo, entonces entro en la cocina a por la gamuza y encuentro una tableta de chocolate sobre la encimera, le pego un pellizco, y ya que estoy allí pongo un poco de agua para hacerme un té, voy a por los cigarrillos, he aquí las gafas por fin, me siento a leer el periódico a fondo y a la hora y media vuelvo a la cocina con intención de prepararme la cena y me quedo muy sorprendida al encontrar en el fuego una pava al rojo vivo.

    Por no hablar de la frecuencia con que olvido en los taxis el periódico, el paraguas, un foulard, una camiseta recién comprada, un libro a medio leer, las gafas de sol... Y sortijas en los lavabos de la oficina, y el tabaco, o el mechero, o ambos, en las mesas de los bares.

    O eso otro de llegar a Madrid después de un viaje de trabajo y al deshacer la maleta tener que asumir que he perdido para siempre el champú reforzante y las braguitas que dejé puestas a secar en el radiador, cagüen.

    Anda ya. No pienso continuar.

    jueves, abril 19, 2007

    EJERCICIOS DE REDACCIÓN.

    Hasta ahora he escrito como terapia; me apetece escribir, a secas.

    Podíais ayudar proponiendo temas. Prometo escribir sobre ellos, por riguroso orden de aparición.

    A ver qué ocurre.

    miércoles, abril 11, 2007

    CARRETERA Y MANTA.

    Leo sin comprender, y mucho tiempo después recuerdo lo leído para aprenderlo: todo viaje es un viaje interior.

    En los últimos meses he roto, he perdido, he gastado las herramientas con que intentaba reparar las averías: ahora no tengo más remedio que sustituir la Lula vieja por otra.

    Estoy asustada, como siempre que me descubro ante una nueva etapa, aunque reconozca el esquema y sepa más o menos a dónde me dirijo y el trayecto que debo cubrir.

    (Saldré de esta, como de tantas otras: tengo a mi hijo, tengo a Andrés, tengo algunos - pocos verdaderos - amigos, de modo que no es un salto en el vacío, aunque implique un riesgo).

    Siempre vuelvo a escribir.

    martes, marzo 27, 2007

    NO PASA NADA

    Pues que el cacharro no me funciona, y menos mal que desde el Ministerio tengo acceso a mi correo particular.

    Además, estoy muy ocupada en cuestiones trascendentales: ando dándole vueltas a preguntas que ya he rumiado cien mil veces sin sacar nada en limpio, por ejemplo: qué había antes del big bang, o cuál es la dosis mínima eficaz de la mierda de pastillas para el dolor de espalda, o qué ropa llevarme a Jerez esta Semana Santa (por si llueve, por si hace calor, por si hace frío), o si le pego un grito a la jefa un día de estos o me contengo pensando que, al fin y al cabo, tengo la oficina a dos estaciones de metro de mi casa, y eso en un Madrid es calidad de vida, que se dice.

    Astenia primaveral.

    Andrés está hasta el cuello de trabajo y nos vemos poquísimo.

    Mi hijo no vendrá hasta mayo.

    Tengo entradas para ir el jueves a escuchar "La Pasión según San Mateo".

    No me apetece continuar con la crónica.

    Algo haré.

    Besos

    domingo, marzo 11, 2007

    PREGUNTA

    Y, para vosotros, ¿significa algo la frase "Tener éxito en la vida"?

    lunes, marzo 05, 2007

    PUNTUALIZACIONES

    1


    El único beneficio penitenciario del que ha disfrutado Iñaki de Juana Chaos cuando sí estaba cumpliendo condena por sus 25 asesinatos se lo concedió el Gobierno del Partido Popular.

    2


    En 1998, en plena tregua de ETA, Aznar realizó varios acercamientos de presos a cárceles próximas al País Vasco. Iñaki de Juana Chaos fue trasladado desde la prisión de Melilla a una cárcel de la Península.

    3


    El Gobierno del Partido Popular excarceló anticipadamente a 306 presos de ETA.

    4
    El Gobierno del PP concedió la libertad condicional por enfermedad a 21 presos de ETA.
    5
    Un tercio de ellos fueron liberados durante la tregua del 98. El caso más significativo es el de Esteban Esteban Nieto. Estaba condenado a 3.150 años de cárcel por 21 asesinatos (entre ellos, el asesinato de 12 guardias civiles en la Plaza de la República Dominicana de Madrid). Sólo cumplió 12 años de prisión. Fue liberado por enfermedad.

    6


    El Gobierno del PP excarceló a 54 presos de ETA que tenían condenas que oscilaban entre los 30 y los 327 años. Todos ellos fueron liberados tras permanecer en prisión entre 15 y 20 años.

    7


    El Gobierno del PP excarceló a otros 250 presos de ETA, con condenas inferiores a 30 años, antes de que cumplieran la totalidad de su pena. Todos ellos fueron liberados tras permanecer en prisión entre 6 meses y 14 años.

    8


    Mayor Oreja, Mariano Rajoy y Ángel Acebes ocuparon sucesivamente la cartera de Interior durante esas excarcelaciones. En ese periodo hubo casos especialmente significativos: Iñaki Bilbao Goicoechea fue liberado en septiembre de 2000. Había cumplido 17 de los 52 años a los que había sido condenado. Jaime Mayor Oreja era ministro del Interior, Ángel Acebes era ministro de Justicia y Mariano Rajoy era vicepresidente 1º. Dos años después de su liberación, Iñaki Bilbao asesinó al concejal socialista de Orio Juan Priede.

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